Cristina Rota, el arte de interpretar

AndreaCaña

Como tantas y tantas veces hemos hablado, a la más bella de las mentiras le interesa el teatro desde todas sus dimensiones. Una de ellas es la escuela de formación de nuestros actores. Irene Escolar y José coronado, protagonistas de la obra que esta semana nos atañe, asistieron a la escuela de Cristina Rota. Allí aprendieron su profesión: el arte interpretativo.

Actriz, productora y profesora de arte dramático, Cristina Rota funda en 1978 su escuela de Interpretación. ¿El objetivo? “Crear un centro donde el actor obtenga una formación integral que le permita generar su propio trabajo, sabiendo abarcar todos los aspectos de la actividad teatral  (gestión, promoción, cuestiones técnicas, dirección,  dramaturgia e interpretación)».

Recta, constante y perseverante Cristina se propuso hace ya algunos años formar auténticos profesionales y parece haberlo logrado. Actores y actrices muy conocidos del panorama nacional e internacional han aprendido a interpretar siguiendo las directrices de la argentina. Penélope Cruz, Fernando Tejero, Ernesto Alterio o Guillermo Toledo son algunos de los ejemplos.  

Más tarde surgirá un proyecto cultural, si cabe, más ambicioso: El Centro de Nuevos Creadores: Nuestro objetivo es un centro integral en el que la formación, la investigación, la producción y la difusión estén estrechamente entrelazadas y favorezcan el surgimiento de una nueva generación de actores, bailarines, dramaturgos, coreógrafos, directores y gestores, todos ellos comprometidos con la función social y creadora del arte, y que conozcan en profundidad la totalidad del fenómeno escénico”.

La argentina se propuso hace ya algún tiempo hacer del teatro lo que por definición es: un arte. Hoy por hoy parece haberlo conseguido.

  Si quieres conocer un poquito más de Cristina no te pierdas el encuentro digital que Cristina tuvo en el mundo.es

Nos despedimos con las palabras de esta gran maestra: “el arte creativo no es una profesión, es una vocación, una llamada, una imprescindible necesidad de agitar, movilizar, mejorar, elevar y dinamizar, con pensamiento, concepto, coraje y pasión para contestar a esa llamada”.

¡Y que viva la auténtica interpretación!